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Personas famosas como Jim Carrey, Winona Ryder y el fallecido Kurt Cobain son algunos que lidiaron y siguen lidiando con el Trastorno Límite de la Personalidad. Por sus siglas, el TLP es definido por el DSM-5 como un patrón de inestabilidad en las relaciones interpersonales y sus afectos que suele estar asociado con frecuencia a traumas infantiles, aunque es común a principios de la edad adulta, entre los factores de riesgo para el desarrollo del trastorno se encuentran la negligencia y el abuso emocional, ser testigo de violencia doméstica, la criminalidad, el abuso de sustancias por parte de los padres y la separación parental.

Existen diversas características diagnósticas, la primera refiere los enormes esfuerzos de evitar el abandono (real o imaginado) lo que puede desencadenar comportamientos autolesivos que pueden ser usados como intentos de manipular a los demás para que no los dejen o como forma de vengarse si sienten que han sido abandonados. Es decir, son extremadamente sensibles a la posibilidad de ser abandonados, actos que para cualquiera de nosotros serían tachados como banales para personas con este trastorno son signos inminentes del abandono. Por dicha situación, los contextos sociales de confrontación pueden vivirse de un modo angustioso, lo que se deriva en una respuesta defensiva que puede incluir amenazas y chantajes, lo que aumenta los conflictos en todas las áreas de la vida: familiar, laboral, académica, entre otras.

El segundo criterio refiere a los extremos que llegan a presentar que hace que sus relaciones sean intensas e inestables. Por lo general, las personas con TLP son propensas a cambiar su percepción sobre los demás, pasando de la idealización a la satanización con facilidad. Así, no sólo se producen como consecuencia frecuentes arrebatos de desesperación y de ira contra los demás, sino que los comportamientos autolesivos pueden ser usados como intentos de manipular a los demás para que no los dejen.

El tercer criterio también es inestable, aunque este es con el sentido de si mismo. En este punto es notorio que se presentan cambios bruscos de valores, de ideales, de imagen y de amistades, por lo tanto, el rendimiento laboral o escolar es bajo.

Otra característica importante es una enorme sensación de vacío interior, resultado de la dificultad de identificar las emociones, sus cambios abruptos e imprevisibles y el malestar secundario a experimentarlas -justamente por la alta intensidad con la que las vive- tiene como resultado inestabilidad afectiva y aumento de estrés.

Los síntomas del trastorno límite de la personalidad también pueden incluir:

  • Conductas de riesgo por ser impulsivas y que pueden tener resultados peligros como sexo sin protección, alcoholismo, drogadicción.
  • Ira inapropiada, intensa o incontrolable
  • Enojo intenso y desproporcionado, perder la paciencia con frecuencia, ser sarcástico.

En cuanto al tratamiento, es necesario un enfoque multidisciplinario; con ayuda profesional, tanto de psiquiatría como de un proceso terapéutico a cargo de un psicólogo calificado, la calidad de vida aumenta. Si percibes estas características en un familiar o un amigo, habla con esta persona acerca de la posibilidad de buscar ayuda profesional. En muchas de las ocasiones existe una resistencia muy fuerte de la persona que sufre este trastorno y no es conveniente forzarlos a que reciban tratamiento; es de especial importancia que la inquietud por encontrar bienestar surja de la persona misma. La familia también puede acudir con un psicólogo para poder hacer frente a los enojos y cambios de humor de la mejor manera, incluso como una forma de conocer más sobre lo que es vivir con el trastorno limite de personalidad.

El trastorno límite de personalidad no debe de etiquetarte, simplemente es un padecimiento que requiere de atención.

Hasta el próximo leencuentro.

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