Muchas gracias por contactarnos Aura Elvira. La relación con la familia de nuestras parejas está cargada de muchos estereotipos que son del dominio popular y que, casi sin darnos cuenta, permean nuestra cultura e idiosincrasia, desde los chistes hasta las advertencias de nuestros respectivos padres. Este es el principal reto a romper, quitarnos los prejuicios y darnos la oportunidad de conocerlos genuinamente.

Aunque parece sencillo, en muchos casos resulta complejo dado que los “suegros” también están invadidos de una serie de presupuestos entorno a lo que pueden esperar de sus futuras nueras o yernos.
Una vez reseteadas estas ideas preconcebidas te sugerimos las siguientes estrategias:
- Acércate: esto implica establecer una línea cordial y genuina de comunicación en la que se evidencie tu deseo por conocerlos, ¿qué les gusta? ¿cuáles son sus rituales? ¿qué cosas les molestan? ¿qué valoran?
- Obsérvalos: gran parte de nuestra comunicación se da a través del lenguaje no verbal… ¿se miran? ¿se tocan? ¿son efusivos? ¿evasivos? ¿te sientes cómodo? ¿qué es lo que te incomoda?
- Participa: quizá al principio te pueda resultar incómodo e incluso te resistas a participar en las actividades que son importantes para la familia de tu pareja, entre más distancia pongas, mayor será el grado de dificultad para comprenderlos. Tampoco se trata de amalgamarte con ellos, pero recuerda que son las personas más importantes para tu pareja, descubre que hay más allá de ser sus progenitores, hermanos, etcétera, eso te permitirá también entender como fue educada tu pareja y por que se conduce de la manera como lo hace.
Nosotros, tu familia y mi familia
Este punto es medular.Partamos de que ya conseguiste una relación cordial con la familia de tu pareja. Ahora bien, ¿cómo puedes mantenerla? Ese es en realidad el gran reto. Lo principal es reconocer que en esta tríada ustedes son el centro, pero es necesario que exista una interacción que les permita al mismo tiempo unirse como familia pero mantener su independencia como pareja. Así, el primer paso es que ustedes consigan delimitar el lugar que tiene su relación frente a los vínculos que mantienen con sus respectivas familias. Esto implica asignar un tiempo para ustedes, otro para que cada uno comparta con sus progenitores y otro para convivir con la familia de sus parejas. ¿Complicado? Sí, un poco, pero no imposible. Te recomendamos:
- Comunicación en pareja: hablen de sus prioridades, de lo que les gusta y lo que les
disgusta de sus familias políticas. Procuren ser muy respetuosos y describir las acciones en lugar de calificarlas, por ejemplo –“me siento incómodo cuando tu familia habla de política porque tenemos ideas diferentes y me siento agredido”.
2. Respeten sus necesidades: establezcan juntos cuáles son sus prioridades y, a partir de ahí, definan que es negociable y que no. ¿Les encanta dominguear juntos? Aparten ese día para ustedes.
3. Conoce los ritos y fechas importantes de ambas familias, en la medida de los posible súmate a ellas. Si van en contra de tus ideas, verifica que tan importantes son para tu pareja y respeta si él o ella desea estar ahí. Habrá situaciones que comparten ambas familias y tal vez puedes proponer festejarlas incluso en tu casa para integrarlas. Si no es posible, negocien si cada uno se va con su respectiva familia o si desean acompañarse un rato, tal y como sucede en diciembre, hay quienes optan por pasar la Navidad en su casa y el Año Nuevo con los suegros y el siguiente año invierten los papeles. Otras parejas, cuando las circunstancias lo permiten, prefieren visitar un rato a cada familia durante las dos fechas.
4. Respeta los estilos de convivencia, hay familias que conviven por tiempos cortos, otras se pueden pasar todo el día juntos o incluso varios días juntos. ¿Cuál es tu caso? ¿Cómo se siente tu pareja al respecto? Acuerden el tiempo justo para que ambos estén a gusto. Recuerden que no están pegados, quizá tu acompañas un rato a tu pareja y luego te vas a casa y le permites que él siga disfrutando la fiesta si ya no te sientes cómoda o viceversa, ¡por supuesto que se vale! Una cosa es respetar y otra es mimetizarse, la primera opción te permitirá disfrutar la convivencia, la segunda hará que tu o tu pareja (según sea el caso) se sientan comprometidos y con una actitud poco asertiva para disfrutar ese espacio. Opta por la calidad de tiempo que comparten por encima de la cantidad.
5. Reserva tiempo para convivir con tu familia: esto hará más sencillo el punto anterior. Supongamos que tu familia es de jornadas muy largas, si sabes que hay momentos en los que tu vas solas y te puedes quedar literal hasta que acabe la fiesta, será más sencillo que las veces que tu pareja te acompaña puedan retirarse de la reunión más temprano.
6. No se comparen, ni compitan cada familia es distinta y ninguna es mejor que la otra. Aprovechen las cosas positivas que cada una les aporta. Tengan presente que ahora ustedes son una nueva familia que se construye a partir de lo que aprendieron de las propias y ese aprendizaje lo pondrán en práctica primero en su vida cotidiana y después, con mayor énfasis, si deciden tener hijos.
7. Evita divorciarte de tu familia política bien dicen por ahí que te casas con tu pareja y con su familia y eso es un hecho irrefutable sobre todo si tienen o planean tener hijos. Quizá tu creas que será fácil prescindir de los familiares de tu pareja e incluso hasta puedas hacerlo mientras sólo sean ustedes dos, pero considera que esas personas serán los abuelos, los tíos, los primos, etc. de tus hijos y ellos tienen el derecho de contar con esa familia, salvo por supuesto, en los casos en los que dicha convivencia los ponga en riesgo.
Si tienes alguna inquietud, ponte en contacto con Clara Sánchez, comunicóloga, psicoanalista y responsable de la columna que hoy llega hasta ti. Puedes contactarla directamente a su correo csanchez28@gmail.com o dejar tu pregunta en los comentarios.
Hasta pronto.
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