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La vergüenza está presente en todos nosotros y nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida, aunque lo hace en dos direcciones opuestas y en distinto grado: por un lado, está la independencia, autosuficiencia y la exhibición, y por el otro el sentimiento de sentirse inferior, pequeña, dependiente y deseoso de fusionarse con el otro que hemos idealizado. Es decir, todos experimentamos vergüenza en algún momento, pero no todos están gobernados por una vergüenza tóxica o abrumadora.

Algunos investigadores sugieren que la vergüenza surge de que se nos diga repetidamente, no que hicimos algo malo, sino que somos algo malo. En consecuencia, puede impedirnos aceptar cualquier forma de consideración positiva de los demás o de nosotros mismos.

Se trata, entonces, de una emoción que pretende ocultar algún defecto, acción o pensamiento que se cree puede provocar algún rechazo. No se origina por un solo evento, si no por la acumulación de muchas heridas a lo largo del tiempo.

Isabelle Filliozat, autora del libro El corazón tiene sus razones, refiere que la vergüenza conduce al aislamiento, se tienen ganas de esconderse y desaparecer. No se quiere hablar del asunto y, sin embargo, eso es lo que nos ayuda a liberarnos de ella.

¿Cómo se origina?

Etimológicamente la palabra vergüenza viene del latín verecundia que significa tener un temor respetuoso.

Esta puede ser cultivada por el menosprecio de nuestros esfuerzos, logros o ideas, las cuales pueden transmitirse en declaraciones repetidas como “¿Por qué lo haces de esa manera?” “¿Que estabas pensando?” “Eso no funcionará” “No importa cuánto lo intentes, no serás tan bueno como tu hermano (o como yo)”. Por tanto, es la enemiga de reclamar nuestra existencia y oculta quienes somo en realidad; nos hace esclavos de los deseos y expectativas de los demás.

Según Boris Cyrulnik –neurólogo y psiquiatra francés y autor del libro Morirse de vergüenza. El miedo a la mirada del otrouna de las causas que la produce es la ruptura entre lo que soy (o mi representación de lo que soy) y lo que me gustaría ser. El no llegar a nuestro ideal nos cohíbe, nos hace sentir inferiores. Lo que nos hace fuertes nos enorgullece, pero lo que nos humilla nos debilita. A esto se suma el miedo a la crítica del otro, a sentirnos vulnerables; necesitamos la vergüenza para sentirnos protegidos.

La vergüenza cuando es excesiva está unida a una autocrítica mordaz, pero ambas cobran gran importancia en patologías como los trastornos de ansiedad, fobia social o depresión.

El exceso de vergüenza tiene sus raíces en abusos de la infancia que pueden estar originadas por acoso escolar (bullying) o por figuras importantes que mostraron fuertes sentimientos de rechazo y crítica lasciva, aunque también se origina por haber negado en esos momentos las emociones que se experimentaban.

ilustración, persona cubriéndose la cara de vergüenza.
¿Qué puedo hacer?

Como lo comenta B. Cyrulnik, superar la vergüenza es posible, aquí te damos una serie de sugerencias:

1.- Conoce las situaciones en las que sientes avergonzado y frente a quién.

Esto será de ayuda a poder analizar qué es lo que nos está produciendo ese sentimiento y para poder enfrentarte a ello.

2.- Enfrenta tus miedos

Algunas personas sienten vergüenza por miedo a ser descubiertas en sus miedos. Una solución sería avanzar un paso y ser uno mismo quien se expone directamente esos temores. Por ejemplo: Si dentro de las cosas que te hacen sentir miedo está el que alguien te rechace, una forma de adelantarse sería, por ejemplo, invitar a esa persona que te gusta a salir a pesar de que te pueda decir que no.

Hacerlo de la otra forma solo resta energía y creatividad.

3. Reflexiona sobre las consecuencias que genera y el peso que tiene en tu vida

Puedes responderte para ello preguntas como ¿Te limita? ¿Qué te impide hacer? ¿Cuándo empezó la vergüenza a dirigir tu vida?

4. Desarrolla una mayor compasión hacia ti mismo

Esto quiere decir que seas consciente de que tú como todo el mundo, cometerán errores. Implica reconocer y aceptar abiertamente los daños provocados por las heridas pasadas, aquellas que pueden contribuir a sentirte avergonzado. Si quieres empezar por este punto te sugerimos ir a este artículo que escribí hace poco: https://mentalizarte.mx/2019/08/29/fortalece-tu-autocompasion/

La vergüenza es una emoción que desgasta, limita. Sé consciente de qué importancia tiene y no la dejes ser una mala compañera de vida. Si necesitas ayuda, estamos para servirte.

Hasta el próximo leencuentro.

Psst! Te recomendamos otro texto que te puede ayudar a desarrollar la compasión, visita: https://www.bicaalu.com/tintero_digital/2019/bicablog_20190902.php

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