La palabra Mandala viene del vocablo sánscrito que significa circulo sagrado (manda, que se traduce como trazar y la que figura como circulo o centro). En la actualidad, los mandalas se utilizan en distintos ámbitos con el objetivo de potenciar la creatividad, lograr la relajación, mejorar la concentración y la captación de energía positiva; en este sentido sirven como fase inicial de la meditación con lo que suele ser útil el contemplarlos y acompañarlos de una respiración profunda y rítmica, lo que los hace ideales para poder quedarse en casa pues, pensados desde esta perspectiva se le reconoce como círculo delimitador entre el interior y el exterior antagonista.
En general, los mándalas muestran la unión de los opuestos insertos entre Yang y Yin, entre el Cielo y la Tierra en un estado de equilibrio. Refleja además, nuestra conexión con el todo y nos conecta con nuestra sacralidad, con lo divino y con la vida, pues el círculo y las figuras geométricas son las que vemos cotidianamente a nuestro alrededor, en la naturaleza por ejemplo basta abrir un kiwi por la mitad o ver una flor, y lo mismo sucede a nivel celular.
El mandala y la Psicología
Para el psicólogo y Psiquiatra suizo Carl G. Jung, el mandala es como el símbolo unificador de las polaridades interno – externo, consciente – inconsciente, femenino – masculino, individual – colectivo. Dichas imágenes señalan una “zona intermedia” que se convierte en síntesis de los opuestos que integran el sí-mismo. Estas figuras nacen de imágenes internas, pero no solo de productos del inconsciente si no de aquellos contenidos que necesitan ir emergiendo a la conciencia según el estado actual en el que la persona se encuentra.
Es por dicha razón que lo más recomendable a la hora de hacer mandalas es trazarlo uno mismo desde cero; en su obra el Libro Rojo, publicado en 2009, se pueden observar dieciocho mandalas pintados por su propia mano, siendo congruente con él mismo Jung solía decir que la práctica del Mandala es la única terapia que se puede hacer solo puesto que, además, se trata de una práctica sencilla que puede realizar cualquier persona y sin necesidad de conocimientos previos.
¿Por dónde empiezo?
El esquema básico para iniciarte en esta práctica es trazar un círculo y ponerle en centro donde tú lo desees, a partir de este centro puedes ir colocando diversas figuras las cuales pueden ser geométricas, entramados, líneas, flores o simplemente colores. Cuando esté listo y decidas contemplarlo o darle una significación no te fíes de las interpretaciones propias de la psicología del color, recuerda que el mandala es una representación de tu estado actual así que dale a cada color y forma una significación propia.
En cuanto al material puedes iniciar con hojas de papel y lápices de colores, aunque también puedes usar rotuladores, pintura, pedazos de hojas de colores, arena de diferentes tonos (como lo hacen los monjes tibetanos) o plumones.
Hacer mandalas en esta cuarentena resulta muy útil pues:
• Genera estados de relajación y calma.
• Expresa y contiene nuestra emocionalidad.
• Desarrolla la creatividad.
• Favorece el autocontrol.
• Mejora la concentración y la atención.
• Beneficia la motricidad fina.
• Ejercita los hemisferios cerebrales, logrando un balance entre estos.
Quédate en casa y empieza con el habito de hacer mandalas.
Hasta el próximo leencuentro.
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