
El día 5 de abril se dio a conocer el protocolo de manejo de cadáveres por coronavirus que sin duda tendrá complicaciones en el duelo de muchas personas. Oliva López Arellano, secretaria de Salud de la Ciudad de México, confirmó que el proceso contempla la separación abrupta del ser querido, procesos de duelo, procesos de comunicación, así como de recepción y entrega de cuerpos en seguimiento a las instrucciones y protocolos funerarios y de sana distancia correspondientes, lo que implica que la familia pierde la oportunidad de tocar, besar o despedirse de alguna forma de su enfermo.
La guía de manejo de cadáveres por COVID-19 señala que la disposición del cadáver debe darse lo más pronto posible, de manera preferente por cremación por no representar riesgos para la salud. También estipula, en relación a la familia, que cada uno de los integrantes podrá recibir el pésame por parte de los familiares y conocidos en su casa, siempre y cuando no estén contagiados de SARS-CoV-2 o tengan sospechas de estarlo. Ello por supuesto no debe de implicar concentración de personas en áreas pequeñas, además de asegurar la adecuada ventilación del área de recepción y se tomen en cuenta los lineamientos de la de Sana Distancia.
El cuerpo sin vida sí se puede velar, pero no se aconseja que éste permanezca en el sitio más de 4 horas y, que mientras lo esté, el ataúd debe permanecer cerrado y con menos de 20 personas, siempre y cuando se pueda asegurar el metro y medio de distancia.
Todo esto supone una serie de dificultades en el luto y en el duelo que puede complejizarlo y hacerlo más duradero. Enfrentar la muerte con resentimientos y conflictos afectivos con la familia o con las amistades enturbia el proceso de duelo.
¿Por qué se complica el duelo?
El no poder despedirse, primero por lo inesperado del fallecimiento y por la necesidad de preservar la salud y no producir nuevos contagios entre los familiares, hace muy posible que la fase de negación se acentúe más, es decir, debido a la imposibilidad de materializar la despedida se puede generar en los deudos la sensación de irrealidad debido a no ver aquello que está ocurriendo, aunque racionalmente sí pueda saberlo. Incluso pueden presentarse fantasías como que la persona no ha fallecido, que no la pudieron ver porque le extirparon sus órganos para hacer donación o que el cadáver que se entrego no era en realidad su familiar.
Por otro lado, la pérdida se vive por lo general con tristeza, pero en este contexto en particular se vive con frustración e impotencia, es la situación de soledad y aislamiento necesario en la que se encuentran las personas contagiadas -dónde la familia no puede hacer nada por ayudarles- la causante de dichas emociones. Este escenario puede formar en algunos integrantes de la familia mucha culpa por la idea de no haber hecho algo diferente, por no atender y cuidar a ese ser querido.
La poca información por parte de las autoridades médicas (por la jornada extenuante que viven o por el mismo miedo que están experimentando) genera desinformación sobre el estado del familiar o amigo, la cual no ayuda en dicha situación, ya que no se sabe qué está sucediendo ni lo que pasará.
Un punto más a considerar es que al tener el ataúd por tan poco tiempo y con un número de personas reducido tiene también efectos psicológicos. El ritual de velación es muy importante pues sigue la lógica de la despedida, es ese espacio de tiempo en que el cuerpo y la presencia de ese ser especial esta con la familia sabiendo que no está. A decir de Isa Fonnegra de Jaramillo -psicóloga y tanatóloga- ese ritual es el momento donde se experimenta solidaridad y compañía propias del apoyo social.

¿Qué se puede hacer para tratar mejor la pérdida?
Primero es necesario que se entienda que este tipo de duelo es complejo y puede llevar más tiempo el sanar. En este caso lo mejor es que seas justo contigo mismo y que no tengas prisa por dejar de sentir dolor, recuerda que el dolor es el testigo de que amaste.
Una vez que hayas aceptado que el duelo es un proceso puedes iniciar por probar algunas de nuestras recomendaciones:
- Déjate acompañar y expresa tus sentimientos, aunque en este momento no te puedas besar y abrazar con ellos, es el mejor antídoto para la soledad. No es algo que debas de vivir tu solo.
- Ventila tus emociones, exprésate.
Evitar pensar en lo que ha sucedido y/o distraerte no va a solventar tu malestar. Quizá lo detenga por algún tiempo durante un tiempo, pero volverá a salir. Un buen ejercicio que puedes emplear es escribir un diario sobre todas aquellas emociones, sensaciones, recuerdos y pensamientos que vengan a ti.
- Una vez pasado el confinamiento, considera el realizar un ritual de despedida con el resto de familiares donde puedas compartir este difícil momento todos juntos, puede resultar algo benéfico para la familia en general.
La pérdida de un ser querido por COVID-19 no implica por sí mismo que vaya a ser una experiencia traumática o que derive en un duelo patológico, sin embargo, es importante saber que si no se atienden y no se realiza una ventilación emocional adecuada el duelo se complicará.
Si te sientes sobrepasado por la situación o no sabes cómo gestionarla, es importante que acudas con un tanatólogo o un psicólogo que pueda realizar una intervención en crisis, nosotros podemos ayudarte.
Hasta el próximo leencuentro.
Psst!! Si quieres seguir sobre el duelo y sus complicaciones te recomendamos:
https://www.bicaalu.com/tintero_digital/2018/bicablog_20180304.php
https://mentalizarte.mx/2020/01/24/que-no-decir-a-una-persona-en-duelo/#more-1452
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