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Hombre violento con la mano en puño

La persona violenta

El enojo es una emoción natural muy diferente a la ira. Mientras que el enojo nos ayuda a protegernos y a marcar limites a nuestro entorno social, la ira desata una reacción química en la persona que la experimenta, dicha respuesta puede llegar a ser aditiva, ya que le otorga a la persona violenta la sensación de poder además de ayudarle a liberar aquellos sentimientos reprimidos.

El problema es que estos estallidos suelen estar fuera del control de quien lo experimenta -muy similar a cuando Bruce Banner se convierte en Hulk-, el cambio de la química cerebral hace que el individuo se desconecte de todo lazo afectivo y pueda herir a sus seres queridos.

Sin embargo, la ira no es el único componente que distingue a una persona violenta de la que no lo es. A partir de estudios neurocientíficos como el desarrollado por María José Rodríguez Biezma y Sara Fernández Guinea, investigadoras de la Universidad Complutense de Madrid, se descubre la disminución del sistema serotoninérgico que se encuentra asociado al desarrollo de conductas violentas. Apoyadas en estudios de neuroimagen demuestran que sujetos agresores presentan actividades bajas en la corteza orbitofrontal y frontomedial, además, la disminución de materia gris en áreas frontales.

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