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   De acuerdo a la fisiología del cerebro, el hemisferio derecho controla el lado izquierdo de nuestro cuerpo, mientras que el hemisferio izquierdo controla el derecho. Utilizando los hallazgos de Paul Broca -cirujano y neurólogo francés del siglo pasado-  existe una pequeña región en la tercera circunvolución del lóbulo frontal izquierdo de la corteza conocida como el área de Broca, y que hasta ese momento era pensada como la única área encargada de la producción del habla y del lenguaje, el también anatomista llegó a la conclusión de que somos diestros porque tenemos un cerebro izquierdo y sugirió que la expresión y la destreza manual son atribuibles a la superioridad innata del hemisferio izquierdo en los diestros. Estudios posteriores encontraron que el 98% de los diestros tienen centros establecidos en el hemisferio izquierdo para este mismo fin, mientras que dos tercios de la población zurda poseen estos mismos puntos en este hemisferio.

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   Mas adelante, Robert Hertz -sociólogo francés- concluye al respecto que somos muchas más las personas diestras por las condiciones naturales y culturales que establecen una diferencia significativa entre la mano derecha y la izquierda, ya que existe un pensamiento primitivo dual, donde el universo entero se divide en dos mundos contrarios y la naturaleza se ordena en pares: el día frente a la noche, lo bueno contra lo malo, izquierdo y derecho. Esta clasificación binaria obliga a asociar la mano derecha con el día, con la luz, con lo correcto, lo justo mientras que, la izquierda se asocia con lo siniestro, lo que esta mal, la oscuridad… este pensamiento entonces favoreció el desarrollo del hemisferio izquierdo.

   Lucia Capacchione, consultora y terapeuta de Arte, refiere que al utilizar la mano no dominante (la izquierda para los diestros y viceversa) accedemos a las funciones del hemisferio derecho del cerebro relacionadas con la expresión emocional y la intuición. En su libro “The power of the other hand” (El poder de tu otra mano) señala que utilizar la mano que casi no ocupamos nos ayuda no solo a descubrir nuestras habilidades artísticas ocultas, si no también, a liberar emociones almacenadas en las partes del cuerpo, acceder a la creatividad y tratar los sentimientos de una forma más segura, ya que hala con gran sencillez sobre lo impotente, lo débil y lo subordinado de nuestra personalidad.

   Lo único que necesitas para acceder a este poder es un par de bolígrafos, un block o una carpeta de hojas blancas, un espacio libre de distracciones y si lo deseas, rotuladores de diferentes colores.

   Tu mano derecha puede iniciar el diálogo anotando preguntas como: ¿Qué te gusta? vojna-andrea-324259-unsplash¿Cómo te describes? ¿Qué necesitas de mí? ¿Qué podría hacer diferente para hacerte sentir mejor? Con una pregunta a la vez, tu mano no dominante responderá a cada pregunta que le hagas desde esa voz interior que no estas acostumbrado a escuchar.

  Otra forma de utilizar tu mano no dominante es escribiendo una carta a aquella persona a quien deseas expresar algún sentimiento (puede ser de frustración, enojo, amor o impotencia) puedes escribir lo que no te gusta de la relación y lo que necesitas de ella. Cuando termines léela y reflexiona sobre aquello que has escrito.

  Esa otra mano se convierte en un “socio silencioso” que libera las emociones y deseos enquistados en nuestro inconsciente debido a que se considera la mano equivocada para la escritura; lo cual la hace el medio perfecto para expresar aquello que ha sido juzgado como equivocado, haciéndola una excelente técnica terapéutica.

Date un espacio para liberar el potencial de tu mano no dominante y cuéntanos cómo te fue.

Hasta el próximo leencuentro.

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