Hola soy Rodrigo, tengo 22 años. Me siento muy conflictuado porque no logro entender que quiere mi novia de la relación. Soy hijo de una familia poco tradicional, pero muy respetuosa sobre todo de las mujeres. Les explico, me enseñaron que debía tratarlas bien y que jamás, por ninguna razón debía violentarlas o pegarles. Creo que tienen razón la violencia es algo que no toleramos en casa. Sin embargo, mi novia se enoja conmigo porque dice que necesita que sea más brusco con ella, quiere que la jale, que levante la voz. No puedo hacer eso, ella se enoja y pone en duda mi virilidad, incluso me violenta para provocarme y que le demuestre que puedo ser agresivo con ella, pero no lo deseo hacer. Una de las formas que más usa es la de provocarme celos con sus amigos. Me dice, por ejemplo, que va a salir con ellos esperando que me enoje y le haga un drama. Yo creo que ella tiene todo el derecho de salir con quien quiera, ella argumenta que si no la celo es porque no la quiero. Por otro lado, cuando salimos, si tengo gestos caballerosos (bueno así me los enseño mi papá) como abrirle la puerta del coche o ayudarla a cargar sus cosas se enoja, me dice que no necesita que la ayude, de verdad no sé qué espera de mí.
Hola Rodrigo, muchas gracias por escribirnos pareciera que el amor, a últimas fechas, se ha vuelto algo mucho más complejos de lo que esperábamos y parece que necesitamos resignificarlo. En este contexto, quizá una de las esferas donde más necesitamos trabajar es en la idea del amor romántico, ese que cada vez nos resulta más complicado de entender, por acá te explicamos por qué.
De acuerdo con Coral Hernández, el amor romántico “es una construcción cultural y social, un mito que se consolidó durante el siglo XIX como el fenómeno químico, sexual, hormonal, político y cultural que atrae a los amantes entre sí bajo una intensidad descomunal, y que, cuando es correspondido, nos hace vivir una experiencia alucinógena que nos conecta directamente con el cosmos.” [1]
El origen del amor romántico se remota a los siglos XV-XVIII en Europa, momento de la primera gran expansión colonial, la implantación del capitalismo, la construcción de la raza y el género mediante el asesinato masivo de poblaciones originarias, de la esclavización y de la cacería de brujas.
El romanticismo sirvió como un modo de organización social para implementar un orden que permitió normalizar las obligaciones en roles: las mujeres esperando a que un hombre las eligiera para casarse con ellas para formar una familia. ¿Su rol? cuidar de la casa y los hijos mientras ellos salían a laborar. Si las mujeres necesitaban trabajar debían hacerlo en actividades relacionadas con el cuidado como maestras, enfermeras, cocineras, por ejemplo, y su sueldo siempre sería bajo para mantener los salarios altos para los varones, así se convertirían en los principales proveedores y con ello garantizarían también la dependencia de sus parejas.

A lo largo de los años el amor romántico se ha construido de supuestos erróneos a los que, en teoría deberíamos responder[2]. Te compartimos lo más importantes:
- Heterosexual: da por hecho que solo se permiten entre hombres y mujeres porque el amor romántico es la antesala para la procreación.
- Complemento: Viene de la idea del mito griego de la media naranja en el cual todos los seres humanos estaban constituidos por ocho extremidades y dos cabezas. Los dioses, al ver que eran muy poderosos, los partieron a la mitad y los lanzaron a la tierra con la encomienda de encontrar su otra mitad. Desde esta creencia sentimos que “debemos” encontrar a la persona que nos complementa, lo cual a su vez nos hace creer que sin ella estamos incompletos.
- Los hombres arriba: el hombre es quien elige a la mujer que ama (ella debe esperar a ser elegida) y es el encargado de tomar las decisiones en la relación. De igual forma “educa” a su pareja en distintas áreas, incluida la sexual. En ese proceso de “enseñanza” se justifica la violencia, ya sea gritos, jaloneos y a veces hasta los golpes.
- Libre elección: pensamos que nadie nos obliga a estar con otra persona, sin embargo, desde pequeños asumimos una serie de necesidades que deseamos cubrir a lo largo de nuestra vida, de ahí que nuestras parejas tengan características y valores en común. Seleccionamos al otro a partir de nuestros deseos y necesidades inconscientes.
- Celos: Desde pequeños nos asusta perder el amor de nuestros padres, al crecer sentimos que las personas nos deben querer por encima del resto de las cosas. A partir de ahí, sentimos que el otro “nos pertenece” y por lo tanto no debe ni dar ni recibir amor de nadie más.
- Monógamo: está vinculado con el punto anterior, sentimos celos porque asumimos que el amor erótico, implícito en el amor romántico, exige exclusividad, “mi cuerpo sólo puede darle placer a mi pareja y solo debe recibir placer de ella.” Se confunde la lealtad con la fidelidad. En el caso de los hombres la infidelidad es socialmente menos juzgada que en las mujeres.
- Amor vs. deseo: Si disminuye la pasión, es sinónimo de que el amor se ha acabado, este punto es muy delicado porque deja fuera el hecho de que el deseo sexual disminuye con el paso del tiempo dando pie a una relación en la que prevalece el cuidado de la intimidad de ambos.
- Todo lo puede: este es quizá uno de los mitos más delicados por qué implica que, en nombre del amor, debo hacer todo lo que la pareja pida, aunque eso implique renunciar a las propias necesidades o deseos.
- Implica sacrificio: de eso debamos aceptar maltratos físicos, emocionales o psicológicos.
Si te das cuenta la confusión que tiene tu novia radica en creer que si no la celas o maltratas entonces no la amas. Aunado al amor romántico está el empoderamiento femenino –del cual hablaremos en otro texto–, gracias al cual algunas mujeres sienten que demuestran su valía evitando que los hombres sean atentos con ellas, como en el momento en el que le abres la puerta del auto.
Estamos en un momento de replanteamiento de paradigmas, de ahí que las relaciones de pareja se vuelvan más confusas. Necesitan hablar para entender desde donde están construyendo su ideal de pareja, después analicen genuinamente hasta donde pueden conciliar sus creencias para empezar a estructurar la relación que ambos desean.
Entendemos que la situación es compleja por lo que, si necesitan ayuda, recuerden que en Mentalizarte estamos preparados para ayudarlos, ¡consúltenos!
Esta columna llega a ti gracias a la colaboración de Clara Sánchez, comunicóloga y psicoanalista. Queremos acompañarte en tus procesos de sanación. Envíanos tus consultas o preguntas, puedes utilizar un pseudónimo o escribirlas de manera anónima. Les daremos respuesta en las siguientes entregas. Escríbelas en nuestra sección de comentarios o envíalas a csanchez28@gmail.com.
[1] Hernández (2020) Definición del amor romántico en Breve Diccionario de Feminismo, recuperado de https://haikita.blogspot.com/2020/07/definicion-de-amor-romantico.html
[2] Caudana (2021) Amor romántico en psicoanálisis, aspectos monogamistas en la teorización del vínculo de objeto, publicado en Topia, sitio de psicoanálisis, sociedad y cultura, recuperado de https://www.topia.com.ar/articulos/amor-romantico-psicoanalisis
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