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¡Ayuda! No quiero volverme como mi mamá

Me llamo Rosario, desde mi infancia tengo una relación muy ríspida con mi mamá porque siempre ha sido muy exigente con todo lo que hago: como me peino, como me visto, como me río, quienes son mis amigas…la elección de carrera, los novios…en fin pareciera como si nada de lo que yo hiciera fuese suficiente. Mi madre es muy intensa, en la misma proporción que me exige, me enaltece con los demás, es decir con sus amistades y conocidos siempre se expresa orgullosa de mi, de mis logros pero en lo personal parece que nada le es suficiente. Creo que lo más complicado son sus modos, utiliza unas frases históricas con las que podría traumatizar al más insensible. Siempre juré y perjuré que no sería como ella, porque me ha costado mucho trabajo superar sus formas. Hoy tengo dos hijos un niño de 7 y una adolescente de 12 y me veo repitiendo muchas de esas actitudes que tanto critique, a veces siento que hasta la copio, que uso los mismos gestos, las mismas palabras. ¿Qué puedo hacer? De verdad no quiero ser como ella…

Madre e hija en la playa

Rosario gracias por escribirnos, esto que nos cuentas es como la historia sin fin, se repite una y otra vez y pareciera que no podemos evitarlo, pero… ¡sí se puede! El punto es entender por qué caemos en esta “repetición” a pesar de habernos jurado una y mil veces que no lo haríamos. Por ahí dicen que las palabras enseñan, pero el ejemplo arrasa y justo de eso se trata. Desde que somos muy pequeños aprendemos a partir de lo que vemos, se llama aprendizaje por modelado y se refiere a aquel que se produce por observación y repetición de las conductas ajenas.

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¿Qué hago para balancear mi profesión con mi trabajo de mamá?

Rocío nos pregunta:

¡Hola! Soy mamá de dos hijos, uno en quinto de Primaria y la otra en primero de Secundaria, tengo jornadas laborales largas. Por las mañanas los dejo en la escuela y me voy a mi oficina, paso por ellos, llegamos a casa, comemos y me sigo trabajando ya en casa. Pareciera que es un trabajo “cómodo” porque puedo estar con ellos por las tardes, pero a veces es muy estresante porque siento que estoy como holograma, porque me ven, saben que estoy ahí, pero no puedo realmente convivir con ellos. Claro, la ventaja es que me puedo organizar para llevarlos a clases por las tardes o a casa de sus amigos cuando tienen trabajo en equipo y bueno “repongo” ese tiempo por las noches. En realidad mis hijos no me reclaman verbalmente nada, pero veo que el chiquito a veces viene a pedirme que juegue con él y en ocasiones no puedo o la grande quiere platicar y yo tengo que postergar nuestra plática para otro momento… en teoría, ellos lo entienden pero veo sus caritas de frustración y se me parte el corazón. Quizá lo más complicado es que no solo necesito mi trabajo, sino que me gusta muchísimo, es decir, no estoy en el discurso de que trabajo porque si no con que comen mis hijos, creo que podría trabajar menos sin que a ellos les faltara lo básico, aunque claro tendrían que prescindir de ciertos gustitos, pero el tema es que sí quiero seguir haciendo lo que hago, pero me da mucha culpa… no sé qué hacer, siento que mis hijos solo estarán un ratito conmigo y se irán, pero en este momento de mi carrera también…¿estoy siendo egoísta? ¿Qué puedo hacer?

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