Muchas gracias por escribirnos Adriana.
La relación madre-hija en muchos casos es más compleja de lo que se supone debería ser, de acuerdo a las imágenes que vemos en las películas o que nos venden en los anuncios publicitarios. Y justo en este punto radica su complejidad, la idealización que nos venden dista mucho de la realidad y eso puede hacernos sentir culpables.
¿Por qué es tan difícil esta relación? Por que existe una ambivalencia es decir una vivencia de amor-odio que surge porque la hija se convierte en el espejo de la madre y en ese reflejo se encuentran sus sueños, sus aciertos y sus errores. La niña aprende a ser mujer viendo a su madre y la madre busca que esa niña se convierta en una mejor versión de ella misma con todo el amor y la exigencia que eso conlleva. Conforme la pequeña crece, como es de esperarse, buscará independizarse y eso implicará rebelarse a los deseos y expectativas que su madre ha puesto en ella. Este proceso es absolutamente normal, pero en muchos casos, más de los que quisiéramos, se vive como una especie de “divorcio” en el que cada una marca su territorio e intenta defender su identidad y autonomía.
Entre más intenso sea el vínculo que las unió durante la infancia, más difícil será el proceso de separación. Se requiere, en primera instancia, que la mamá ubique su rol como tal y que desista de quererse convertir en la amiga o confidente de su hija porque se invade la intimidad y se confunden los roles. La relación puede lastimarse y dejar huellas profundas si esta presente alguna de las siguientes variantes:
- Falta de reconocimiento: si tu madre es muy exigente, es posible que siempre encuentre el granito en el arroz, es decir puede felicitarte por tus logros pero…siempre encontrara algo que pudiste hacer mejor, diferente…Estas acciones alimentan una gran inseguridad y se traducen en autoexigencia.
- Devaluación: es una variante de la situación anterior, aquí la madre es incapaz de reconocer en lo más mínimo lo que haces, por el contrario lo devalúa e incluso puede compararte con sus logros.
- Control y manipulación: se puede manifestar desde intervenir en como te vistes, como te relacionas con los demás hasta con las decisiones que tomas. La manipulación es una de las principales herramientas para mantener el control, ya sea a través de las amenazas o el chantaje asegurando que tus decisiones le perjudican e incluso que afectan hasta su salud.
- Sexismo: responde a la educación que recibieron, por lo general suele ser muy dañino debido por que repite estereotipos de género como diferenciar la forma como se educa a niñas y niños, el tipo de libertades que se les otorga, las demandas de tener que servir al papá o a los hermanos, el tipo de carreras que se supone son aptas para ti e incluso, ya en la vida adulta, la forma como deberías relacionarte con tu pareja.
- Envidia: sí, desafortunadamente hay madres que envidian la juventud, la libertad, las oportunidades de vida que tiene su hija y entonces las atacan constantemente.

Mohamed Hassan en Pixabay
¿Cómo puedo sanarlo?
Es muy importante considerar que en la infancia los hijos e hijas idealizan a los padres, en la adolescencia los devalúan y en la vida adulta se reconcilian con ellos. Por supuesto no sucede en todos los casos pero, dado que tienes interés por hacerlo quizá te pueda ayudar:
- No tomártelo personal: sí, está súper difícil pero recuerda, eres un espejo y lo que tu madre ve es a sí misma, sus propios anhelos y sus fallas. Tal vez suena muy simplista, pero hizo lo mejor que pudo con lo que tenía, desde sus propias carencias, insatisfacciones y discapacidades materiales y emocionales.
- Evita engancharte: si consigues tener como telón el punto anterior te será más fácil evadir una discusión que no va a llevar a buen puerto porque ella se está peleando consigo misma. Recuerda, para pelear se necesitan dos, claro con uno que insista es suficiente pero la prudencia es una virtud que además, te provee salud mental.
- Pon límites: esto implica un acto profundo de introspección en el que definas que puedes hacer con tu mamá y que no, dale prioridad a la calidad del vínculo más que a la cantidad de tiempo que estás con ella.
- Si es necesario, marca distancia, de nueva cuenta, es por tu salud mental, un acto de amor es alejarnos para evitar lastimar y/o que nos lastimen, esto no quiere decir que te olvides de ella, puedes estar al pendiente de sus necesidades, sobretodo si ya es mayor o está enferma, sin que eso implique tener que verla o llamarla diario si tienen mucha fricción.
- Agradece lo que has recibido: hasta la peor de las madres ha dado algo positivo, agradécelo, incluso si puedes decírselo hazlo, es un buen inicio para el cambio.
Rompe el círculo
¿Tienes hijas? Evita repetir el patrón, recuerda que aprendemos por imitación, así lo hizo tu madre. En la medida en la que sanes el vínculo con ella tendrás más posibilidades de tener una relación más sana con tus hijas y éstas con las suyas en un efecto dominó.
- Analízate: hay cuatro formas de relacionarte con tus hijos: democrático, autoritario, permisivo e indiferente. El primero de ellos es el más sano y se basa en el respeto y la comunicación. ¿Cuál es el tuyo? ¿Por qué lo elegiste? Si no es adecuado, ¡puedes cambiarlo!
- Escúchalas: ¿Cómo te perciben? ¿Cómo te sientes con el reflejo que ves?
- Perdónate: Igual que tu madre, has hecho lo mejor que podías con las herramientas que tenías. Ahora que tienes conciencia de ello, que ya sanaste tu propio vínculo con tu madre, podrás relacionarte mejor con tus hijas.
- Déjalas ser: respeta sus diferencias, no exijas obediencia absoluta ni sumisión, procura mejor una línea cordial de diálogo y consenso con reglas claras y flexibles. Confía en tus hijas, es la mejor forma de fomentar su autoestima.
- Pide ayuda: a veces no es fácil sanar estas heridas sola, puedes empezar por escribir lo que sientes para desahogarte. Acude con un especialista que te oriente para resignificar tus emociones. Recuerda, en Mentalizarte ¡estamos listos para ayudarte!
Esta columna esta a cargo de Clara Sánchez, comunicóloga y psicoanalista. A través de ella queremos acompañarte, envíanos tus consultas o preguntas, puedes utilizar un pseudónimo o escribirlas de manera anónima. Les daremos respuesta en las siguientes entregas.
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