Tengo 15 años, vivo con mi madre y hermana, desde que se fue mi padre de la casa mi madre aprovecha en desquitar su ira conmigo. Mi hermana no me ayuda y hace lo mismo que mi madre. Mantengan mi anonimato.
Mentalizarte responde.
Muchas gracias por escribirnos y por compartir con nosotros esta situación de violencia familiar que conlleva varias secuelas importantes en las personas que la padecen.

Primero, es importante que sepas que la violencia intrafamiliar es aquella conducta que ejerce deliberadamente un miembro de la familia sobre otro u otros con la intención de causar daño en una o varias de las siguientes modalidades, las cuáles son:
- Física: causa lesiones en el cuerpo incluye empujones, pellizcos, jalones de cabello, cachetadas y golpes de cualquier tipo.
- Psicológica, genera angustia a través del control, bloqueo de redes de apoyo, aislamiento forzado, obligarte a ser testigo involuntario de actividades violentas; intimidación, manipulación, chantajes y/o amenazas de suicidio.
- Emocional, critica, humilla, denigra, insulta y/o ataca la a autoimagen.
- Sexual, impone cualquier tipo de contacto sexual.
- Económica, cuando explota u obliga al otro a ser económicamente dependiente.
Cualquier miembro de la familia puede ser el agresor: mamá, papá, abuelos, tíos, hermanos o primos. Es común que dentro de la familia la violencia se repita: el padre agrede a la madre, la madre a los hijos, los hermanos grandes a los chicos, entre otros.
El origen de la violencia es multifactorial y puede deberse a:
- Conductas aprendidas que se normalizan: es común en personas que fueron educadas en familias violentas, crecen pensando que así se debe educar y repiten el patrón.
- Heridas infantiles: son aquellas huellas emocionales que se generan durante la infancia por una falla en la contención emocional. Dependiendo de la intensidad con la que se hallan sufrido pueden ser detonantes de la agresión.
- Inteligencia emocional deficiente: no saben como manejar sus emociones y, al sentir miedo, enojo, tristeza, etc. responden con agresión.
- Baja tolerancia a la frustración: viene ligado al tema anterior, son personas poco flexibles con los cambios porque necesitan tener el control de la situación, de ahí que frente a cualquier imprevisto explotan.
¿Cómo afecta la violencia familiar a las adolescentes?
Como seguramente ya sabes, la adolescencia es la etapa en la que se consolida la personalidad a partir de las identificaciones que los jóvenes van teniendo con sus progenitores y con sus pares, de ahí la importancia de sentirse aceptados, validados y queridos.
La relación madre hija, en particular, resulta aún más compleja porque marca la pauta del rol de género y del comportamiento emocional. Por lo general es complicada por que están presentes al mismo tiempo la dependencia, la competencia y la necesidad de aprobación. Durante esta etapa hay una ruptura natural en la relación dado que las adolescentes buscan su propia independencia y, sí a esto le sumamos un vínculo violento, la situación se complica aún más.
En lo que respecta a tu hermana, debería ser, en teoría, tu principal red de apoyo, sin embargo, a veces nuestros familiares son las primeras personas de las que debemos de diferenciarnos y a veces alejarnos.
La violencia tiene diversas consecuencias en quien la recibe tanto a corto, mediano y largo plazo. Lo más grave y delicado del tema es que el daño es lento y silencioso, va mermando la autoestima y con ello afecta las habilidades emocionales, psicológicas e intelectuales.
Entre los síntomas y conductas más comunes se encuentran:
- Aislamiento: ocasionado por la baja autoestima, es común que las personas no se sientan seguras para convivir con sus coetáneos lo que a su vez va generando que se queden más solas. La adolescente se aisla porque se considerarse insegurida para convivir con los demás.
- Ansiedad: relacionada a la sensación de sentirse insuficiente e incapaz de cubrir las expectativas que los demás tienen de ella. Siente o piensa que todo el tiempo la van a cuestionar por lo que hace o piensa y eso le ocasiona mucho miedo a equivocarse.
- Depresión: puede irse incrementan con el paso de los años, se caracteriza, entre otras cosas, por la irritabilidad, dificultad para conciliar el sueño, enojo, baja motivación para hacer las cosas, defiente desempeño escolar, desinterés en tener un proyecto de vida y en casos más críticos pensamientos de muerte
- Malestar físico constante, principalmente dolor de cabeza, cuello, dolor estomacal, gaastritis y colitis.
- Trastornos de alimentación, ya sea bulimia o anorexia. Se pueden manifestar por períodos intermitentes o constantes
- Autolesiones: al acumular por muchos años la agresión que recibe y contener excesivamente el enojo termina por volcarlo a sí misma.
- Adicciones, como una vía de evadir la realidad que se está viviendo.
¿Qué puedes hacer?
- Pon límites: dicen por ahí que entender no significa aceptar y esta es una premisa importantísima, busca la manera más asertiva de defender tus ideas sin caer en pleitos. Bloquea las agresiones de cualquier tipo, en cuanto a las verbales, no te las creas ni permitas que te afecten.
- Cuida tu integridad: Evita bajo cualquier circunstancia exponerte a la violencia de tu mamá o tu hermana, tu integridad siempre será más importante, es mejor huir de un pleito que enfrentarlo en un momento donde puedes salir lastimado.
- Teje una red de apoyo con otros familiares o con amigos para que puedas externar como te sientes, buscar ayuda y tener su compañía.
- Refuerza tu autoestima, escucha a las personas que reconocen y valoran tus habilidades de cualquier tipo, trabaja en ellas, perfecciónalas y potencialízalas, eso te permitirá crecer más que si te enfocas en tus debilidades.
- Maneja tu ansiedad, dependiendo de tus gustos puedes buscar actividades como el deporte, yoga o meditación, éstos te permitirán sacar la ansiedad y controlar tu estrés.
- Trabaja en tu inteligencia emocional, nos referimos al manejo de las emociones y la forma como te relacionas contigo mismo y con los demás. A veces de tanto escuchar las agresiones de los otros terminamos convirtiéndonos en nuestros peores enemigos, repitiéndonos mentalmente los insultos o descalificaciones que hemos recibido.
- Busca apoyo terapéutico, este es el punto más importante para que puedas trabajar las heridas o traumas de tu infancia, gracias a el podrás reconstruirte para evitar seguir siendo víctima de la violencia o convertirte a ahora en el agresor.
Esta columna es realizada por Clara Sánchez, comunicóloga y psicoanalista.
Recuerda que puedes enviarnos tus preguntas o, como en este caso, tu consulta con un pseudónimo o escribirlas de manera anónima; les daremos respuesta en las siguientes entregas. Escríbelas en nuestra sección de comentarios o envíalas directamente a csanchez28@gmail.com
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