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La satisfacción y la felicidad están estrechamente vinculadas, afirma Anselm Grün, monje y consejero espiritual, en esta breve pero profunda obra. Grün explora la importancia de comportamientos como la sencillez, la modestia y el agradecimiento, destacando que, al ser agradecidos por el presente, podemos encontrar la felicidad incluso en las pequeñas cosas, a pesar de los tiempos difíciles. El autor sostiene que la capacidad de reconocer aquello por lo que podemos estar agradecidos, incluso en los días más oscuros, genera un cambio profundo en nuestra actitud.

Por otro lado, Grün señala que las personas insatisfechas suelen manifestar su descontento a través de gestos y críticas hacia factores externos, aunque en realidad, están reflejando su propia insatisfacción interna. Esta crítica constante a las circunstancias de la vida convierte cualquier aspecto externo en una barrera para alcanzar la paz interior.

El autor propone tres sendas, que se empalman en algún momento, para lograr la verdadera satisfacción: la senda filosófica, basada en el estoicismo; la senda psicológica, a través de la psicología transpersonal; y la vía espiritual. Desde la filosofía estoica, específicamente en las enseñanzas de Epícteto, aprendemos a distinguir entre lo que está bajo nuestro control y lo que no, y a diferenciar la realidad de las representaciones que hacemos de ella. En el ámbito de la psicología transpersonal, Grün se apoya en la psicosíntesis de Roberto Assagioli, mientras que en la dimensión espiritual, se centra en la transformación personal mediante la liberación de identificaciones e imágenes autoimpuestas.

Este libro forma parte de nuestras Recomendaciones que inspiran por considerarlo un material esencial para quienes buscan una mayor plenitud en sus vidas. Grün nos invita a reflexionar sobre si nuestra insatisfacción proviene de la educación religiosa que recibimos, de las representaciones de Dios que se nos inculcaron, o de las experiencias dolorosas de la infancia, las presiones y expectativas que nos fueron impuestas, o si, en cambio, ambas se entrelazan, confundiendo la voluntad de Dios con la voz de nuestro Superyó.

Finalmente, el autor concluye que la satisfacción es el resultado de un camino espiritual, a través del cual nos liberamos internamente de los valores del mundo y descubrimos el espacio interior de paz, que ya habita en los cimientos de nuestra alma.

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