La psicología entiende por fuerza yoica aquella mediación que tiene la capacidad de ser adaptable, flexible y congruente antes las diversas situaciones de la vida con la finalidad de resolverlas eficientemente, independientemente de si las situaciones se presentan como hostiles o peligrosas. La fuerza yoica es la energía que le permite a la persona afirmarse en la realidad, sobreponerse a las experiencias dolorosas y frustrantes así como aquellas que se viven con presión y estrés, todas ellas como resultado de la interacción con el medio.
En un intento por definir las operaciones funcionales del yo, Bellak y Goldsmith (1994) desarrollan “La Escala Global de la Fuerza del Yo” con la finalidad de describir y clasificar la conducta de los consultantes. La escala comienza con una entrevista semidirigida que tiene por objetivo iniciar recabando información sobre el principio de realidad y el entorno del paciente.
En sí, esta escala evalúa:
- La capacidad de distinguir entre los estímulos internos y externos, es decir, la prueba de realidad.
- La capacidad de anticipar consecuencias y manifestarlas en la conducta, lo que se denomina Juicio.
- La capacidad de distinguir los límites entre el sí mismo y el mundo, entendida como Sentido de realidad y del sí mismo.
- La capacidad de los mecanismos de demora, es decir, la regulación y control de instintos, afectos e impulsos.
- La capacidad de reconocer a los demás como independientes de uno mismo, donde se evalúa el grado y tipo de las relaciones; lo que se conoce como relaciones objetables.
- La capacidad de memoria, concentración y atención, designada como Procesos de pensamiento.
- La capacidad creativa, nuevas configuraciones, lo que se denomina en psicología como adaptación del yo.
- La Función defensiva
- La eficacia en el manejo de la estimulación.
- La capacidad para manejar las condiciones ordinarias y extraordinarias; autonomía primaria y secundaria, conocida como función autónoma.
- La capacidad de agrupar activamente los sucesos y,
- La capacidad en la resolución de problemas y métodos utilizados.
Esta escala, está enmarcada en una estructura de evaluación donde se contemplan también manifestaciones propias de instintos agresivos y el sentido de la moral, es decir el id y el superyó. Por supuesto es una forma de valoración del paciente que puede dar cuenta del momento existencial de la persona.
Otra forma, de entender la fuerza yoica es como la formula Bucay (2015) quien la entiende como una serie de recursos de los cuales nos valemos en distintas ocasiones, los cuales nos ayudan además a crecer y desarrollarnos como personas; que nos permiten ir más allá de las apariencias, del juicio de los demás o de los papeles que se nos han asignado. Jorge Bucay enlista ochenta recursos entre los que destacan: autocontrol, darse cuenta, creatividad, disciplina, empatía, habilidad manual, intuición, motivación, optimismo, paciencia, prudencia, tenacidad, tolerancia, valentía y trascendencia, por nombrar algunas.

Sin embargo, no todos los pacientes pueden hacer introspección y preguntarse sobre su propia existencia. La segunda tópica freudiana, puntualiza que dentro de nosotros existen dos fuerzas contrapuestas, el ello (conocido también como id) que se caracteriza por ser inquieto, ansioso, insatisfecho y el superyó que posee normas estrictas, que nos obliga a aplazar ciertos elementos placenteros y que actúa como fuerza represora de ello. El Yo, que se queda en el centro de esta lucha y al no poder conciliar estas fuerzas, aparece el sufrimiento y la incertidumbre.
Por lo tanto, la fuerza yoica abre la posibilidad de realizar la propia reflexión, de ampliar la conciencia, de concientizar la toma de responsabilidades y de su propio rumbo de vida. Si la persona-paciente, carece de recursos de interioridad muy probablemente no tenga fuerza yoica lo que nos instala en la cuestión ética de evaluar un servicio terapéutico -y la forma de intervención-, acorde al momento existencial de la persona.
En psicoterapia es vital detectar dicha fuerza pues gracias a ella es posible detectar si la persona tiene lo necesario para iniciar un proceso terapéutico o bien si requiere otro tipo de ayuda, como la psiquiátrica o una combinación de ambas. A medida transcurren las sesiones, es responsabilidad del psicoterapeuta ir observando la conducta de la persona-paciente, ir midiendo la capacidad del yo de esa persona y formándose una idea de su capacidad para funcionar en la vida y las capacidades que tiene entonces para afrontar la adversidad o el disfrute.
Ahora bien, dentro del proceso terapéutico también existentes diferentes niveles de atención que van acorde a la fuerza yoica, las cuales analizaremos a continuación.
Los tres niveles de intervención terapéutica
Cada psicoterapeuta sabe, que las personas-pacientes que llegan al consultorio están caracterizados por sus vivencias, sus historias, sus deseos y que llegan en diferentes momentos de su vida. Yalom (2015) incluso habla sobre su experiencia clínica al darse cuenta que hay pacientes que llegan a unas pocas sesiones para probar lo que puede haber y que, en otras, pueden regresar para trabajar de modo más sólido y profundo; eso lleva al terapeuta a elegir de forma responsable, la mejor manera de poder ayudarlo.
Una forma de saberlo es qué dice, cómo lo dice y qué hace. No es lo mismo que el paciente comparta que no sabe que siente a que el paciente diga que no sabe lo que quiere; esas sutiles diferencias nos hablan del momento existencial de la persona. Es por esa razón que la psicoterapia se vale de tres niveles de intervención, las cuales son:
- Facilitación
Es el proceso en el cual, la persona tiene el espacio para reconocer, expresar y comprender lo que siente. Es la primera forma de contacto y reconexión con el Yo; se trata de que la persona se dé cuenta de que siente, cómo lo siente, dónde los siente.
- Acompañamiento
Carl Rogers fue de los primeros psicólogos que utilizaron el termino Counselling.
Vargas y Dorony (2013) la definen como:
“un servicio de apoyo profesional a través de una acción preventiva y de orientación a personas, grupos e instituciones que necesitan apoyo para tomar decisiones o resolver problemas que alteran su ritmo de vida normal. Además de brindar orientación, implica dar apoyo, contención emocional, discusión de temas existenciales, planificación de vida, establecimiento de metas, etc. Los principales temas a tratar son duelos, crisis vitales, crisis accidentales, conflictos personales e interpersonales, familiares, laborales y educacionales” (2013;149).
El acompañamiento entonces, se trata de acompañar a la persona cuando no hay posibilidad de que ahonde en sí misma, por las experiencias traumáticas actuales con las que llega.
- Psicoterapia
Además de estar caracterizado por el trabajo con distintas patologías, la psicoterapia es el nivel terapéutico en el que el paciente está facultado -con mayor fuerza yoica-, para trabajar con el material perdido, para sacar la sombra al consciente y trabajar las polaridades de la persona-paciente.
En todos los casos, es fundamental la vinculación terapéutica que se logre, el respeto, la observación y la escucha; Desde el marco humanista que estoy planteando este ensayo, – y en específico del enfoque centrado en la persona-, es importante puntualizar que el papel de la persona terapeuta es proporcionar un entorno sin prejuicios que conduzca a una autoexploración honesta. El terapeuta intenta aumentar la autocomprensión del cliente reflexionando y aclarando cuidadosamente las preguntas sin ofrecer consejos.
Para Rogers (1981) siempre será más importante determinar si la comprensión del mundo interno del paciente es correcta dentro del terapeuta y si realmente se esta viendo tal y como el cliente lo experimenta, los juicios que el paciente expone -gracias a la entrevista libre y el marco ya explicitado-, ayudan al terapeuta a entender justo ese mundo, cómo se ha ido formando incluso generacionalmente dichos juicios y promover en el paciente ver algunos de ellos como promotores de responsabilidad, pero siempre partiendo del momento actual del cliente.
Hasta el próximo leencuentro.
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