
Hola me llamo Alberto, tengo 27 años, estoy saliendo con mi pareja desde hace varios meses, de hecho, estamos casi por cumplir dos años juntos. Durante el primer año nuestra relación fue complicada porque no éramos exclusivos, acabamos mal y nos separamos por un mes, después, decidimos regresar. Vamos muy bien, tenemos una relación profunda y muy agradable, en la que hemos acordado no ser exclusivos con la única condición de avisarnos si alguno de los dos está teniendo algo con alguien más. Ninguno de los dos ha salido con nadie más. A mí me interesa mucho que mi pareja sepa que es muy importante para mí, quiero que avancemos a algo más serio y formal, solo que ella no quiere. Ni siquiera me deja que seamos novios, me dice que soy “su vínculo” y pues ni siquiera me queda claro que es eso. Insiste en que me ama y no necesita ningún título para demostrármelo. ¿Eso es verdad? ¿Se puede amar sin compromiso?
Hola Alberto, muchas gracias por escribirnos, las parejas actuales enfrentan nuevos retos que les hace cuestionarse muchas reglas de lo que tradicionalmente describíamos o entendíamos por amor. La situación arranca desde que empieza a haber una cercanía entre dos personas, pero sienten que aún no están listas o seguras para avanzar más allá de la amistad y o del sexo. Esta situación les permite tener algo “especial” sin que implique, como lo describes, una exclusividad.
El dilema comienza cuando se preguntan «¿qué somos?» luego se complica un poco más cuando el entorno, amigos, familiares, comienzan a cuestionarse lo mismo y no saben exactamente qué contestar, de ahí surgen términos como amigovios, quedante, casi algo, amigos con derechos, mi vínculo, etc. Sin bien estos términos no aclaran mucho, permiten hablar de que esa persona tiene un nivel de “derechos” ligeramente mayor al de cualquier amigo o compañero, sin tener las implicaciones de ser novios.
Con el paso del tiempo suele pasar que alguno o a veces ambos desean subir de nivel y es aquí donde nace la necesidad de nombrarse con la intención de hacer notar que ya hay un compromiso, pero ¿de verdad es necesario? ¿de qué hablamos cuando decimos que estamos comprometidos? ¿para qué lo necesitamos? O ¿por qué huimos a estos títulos?
Si bien cada pareja debe responder las preguntas anteriores, podemos explorar algunas de las posibles respuestas.
¿Miedo al compromiso o al título nobiliario?
Empecemos por definir qué es el compromiso, de acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española se refiere a “un acuerdo pactado entre distintas partes”. Eso nos lleva a la responsabilidad que tiene que ver con la forma en que ambas personas dan respuesta a los acuerdos que asumieron.
Visto desde aquí, no implica el uso de ningún término sino la claridad que ambos tengan de esos compromisos. Quizá parece muy obvio, pero en realidad el problema es que pensamos que los títulos, llevan implícitos compromisos y por eso nos resulta muy importante (o atemorizante) tener un “nombre” con el que podamos “garantizarnos” a nosotros y a los demás que nuestra pareja nos está tomando en serio.
Veamos el ejemplo más común, el matrimonio. Los novios deciden comprometerse, casarse, dicen ante la ley y/o la Iglesia qué si se estarán el uno para el otro en la salud y en la enfermedad, etc, pero resulta que, con el paso del tiempo empiezan las infidelidades y al momento de encararse discuten cosas como “un beso no es infidelidad”, “coquetear por Internet no es infidelidad”, “solo fue sexo casual, eso no es infidelidad”. ¿Por qué pasó esto? En primera instancia por que dieron por hecho que ambos se estaban comprometiendo a todas y cada una de las normas que establece el matrimonio; en segundo término, dieron por hecho que ambos compartían los mismos conceptos: infidelidad para uno puede ser cualquier contacto físico cercano que se tenga con cualquier persona que no sea la pareja, para el otro puede ser solo cuando se involucra el corazón.
A eso nos referimos con que el “título” de esposos no garantizó el compromiso que ambos esperaban porque nunca lo verbalizaron. Es así como para muchas personas los títulos “pesan” por los compromisos que hay implícitos.
Responsabilidad afectiva
Lo que realmente compromete al otro, es la responsabilidad afectiva que ambos asumen habiendo o no un título nobiliario de por medio, es por ello qué hay parejas viviendo en unión libre siendo mucho más leales y cercanas que cientos de matrimonios. ¿Cómo se establece?
1. Jerarquizando sus valores: qué es lo más importante para ustedes como pareja, ¿la fidelidad? ¿la lealtad?
2. Verifiquen que comparten el mismo concepto: aunque parezca reiterativo eso evitará muchos problemas.
3. Establezcan límites: la libertad de cada uno de ustedes es prioritaria, pero eso no implica necesariamente la exclusividad, sin embargo, aún si estuvieran de acuerdo en tener otras parejas deben tener claro que desean o no saber sobre esas relaciones.
4. Reciprocidad: es importante que pidas lo que estás dispuesto a dar para que las reglas sean equitativas para ambos
5. Revisen periódicamente sus acuerdos: los acuerdos requieren ser renovados porque las personas cambiamos y lo que en un momento fue importante para uno de los miembros de la pareja, puede ya no serlo para el otro, por eso es importante que renueven sus acuerdos.
6. Validen sus necesidades y emociones: este es un punto muy complejo porque implica reconocer las necesidades o emociones del otro sin tener que hacernos absolutamente responsables de ello, es decir si a tu pareja le molesta la forma como le hablas puedes cuidar las formas, pero si tu manera de hablar es importante para ti, es parte de tu personalidad, también puedes decir no cambiarla y aceptar que para tu pareja es incómodo por lo que quizá deban separarse.
Amor y compromiso
El amor, por sí mismo, implica compromiso, porque cuando amamos al otro lo queremos, lo procuramos y esperamos eso de vuelta, aunque por ahí nos digan que el amor no espera nada a cambio. De nueva cuenta el amor no está en un título sino en las responsabilidades que asumen ambos miembros de la pareja. Ahí es donde debemos poner atención. Sin embargo, si te das cuenta qué tú o la persona con la mantienes esa relación no desea establecer acuerdos contigo o los acuerdos que están dispuestos a asumir son insuficientes entonces habría que cuestionarse si lo que hay es amor, cariño, deseo, pasión, dependencia etc.
Hablar del amor es complejo, por definición es “un sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.” Como ves puede confundirse con otras necesidades por el deseo de querer estar juntos. Solo ustedes pueden darse cuenta si el “amor” que sienten es suficiente y desde ahí acordar los compromisos que asumen, con o sin importar el título que le den a su relación.
Sabemos que el tema puede ser complejo, si sientes que requieren apoyo para esclarecer la relación que tiene y el camino hacia donde puede transitar, no dudes en consultarnos, estamos listos para acompañarlos.
Esta columna llega a ti gracias a la colaboración de Clara Sánchez, comunicóloga y psicoanalista. Puedes enviar tus consultas o preguntas con tu nombre, utilizando un pseudónimo o escribiendo de manera anónima ya sea en nuestra sección de comentarios o vía correo electrónico a csanchez28@gmail.com. Les daremos respuesta en las siguientes entregas.

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