Hola soy Dora, soy madre de un joven de 20 años que tiene problemas para controlar sus emociones, particularmente el enojo, el cuál en muchas ocasiones lo lleva a comportarse de manera violenta, particularmente con los demás. Tiene diagnóstico de manía y TDAH. Ya lo medicaron, pero no quiere tomar sus medicinas y eso hace que se incrementen más los síntomas. ¿Qué puedo hacer para que tenga una mejor calidad de vida?
Dora, muchas gracias por compartirnos esta situación tan compleja. El diagnóstico que describes implica varias condiciones que requieren atención específica de acuerdo con la manera como se presentan en tu hijo. En términos generales, la manía se caracteriza por un estado de exaltación que puede presentarse con síntomas como euforia, irritabilidad, inquietud, alteración de la concentración y/o agitación física.
Para atenderla es importante aprender a detectar los signos de alerta que nos anticipan la aparición de un episodio, eso requiere observar con atención los cambios en sus patrones de conducta, sueño, alimentación y/o en general de sus actividades cotidianas.
Plan de acción:
1. Controla la intensidad del episodio: evita las situaciones o estímulos específicos que puedan empeorarlo. Si bien el episodio no se puede detener, lo que se busca es que sea lo menos intenso posible. Esto es un punto fundamental dado que es prioritario buscar apoyo profesional siempre que veas que la crisis puede ponerlo en riesgo a él o a los demás.
2. La rutina da estructura, procura que cuide sus horarios de alimentación, descanso y en general sus actividades. El exceso o déficit calórico pueden detonar la manía. También considera que el insomnio es muy común durante la manía y muy perjudicial para el sistema nervioso. Procura que duerma por la noche por lo menos 7 horas.
3. Disminuye lo más posible sus puntos de estrés, sí, sabemos que suena casi imposible, sobre todo por la edad de tu hijo, pero debe tener un estilo de vida relajado.
4. Red de apoyo, incentiva la compañía de amistades o familiares que tengan un estilo de vida acorde al que requiere tu hijo.
5. Descarta el uso de alcohol y por supuesto el de estupefacientes.
¿Y si le da un ataque maníaco?
Dado que tu hijo ya tiene un diagnóstico es importante que su médico te explique las estrategias que debes seguir en caso de una crisis para tenerlas presentes. Considera tener a la mano los números de contactos o los medicamentos que sean necesarios. Estos tres elementos: las estrategias recomendadas, los medicamentos y el apoyo profesional son esenciales en estos casos.
Lo primero que necesitas es conservar la calma y, desde ahí valorar la intensidad de la crisis, si ves que está en riesgo o que puede poner en riesgo a alguien pide ayuda profesional. Si la situación es manejable:
– Escucha activamente, eso significa que pongas atención a su lenguaje no verbal, detecta sus necesidades, valídalas y ayúdalo a regular sus emociones.
– Concéntrate en lo práctico: ¿cómo puedes ayudarlo? ¿qué necesita que hagas con él o por él.
– Busca o promueve un ambiente tranquilo, puedes poner una música relajante, ubicarlo en un lugar agradable o invitarlo a caminar contigo.
– Sé enérgica con los límites: cuanto más maníaco esté más necesarios son los límites, les servirán (a ambos) para evitar que se desborden.
– Tolerancia cero a la violencia, es la regla básica no negociable.
– Evita confrontaciones directas: no los desafíes ni lo descalifique. Señala las conductas que no te agradan y las que no estás dispuesta a tolerar describiendo lo que pasa. Por ejemplo, en vez de decirle: “eres un grosero” -ahí lo están calificando- explícale lo que pasa: “Tus palabras me están agrediendo, por favor cuídalas. ó ”Tus palabras me están agrediendo, hablaremos en otro momento.”
TDAH
Recuerda que en el Trastorno por Déficit de Atención (TDAH) es una condición neurológica que se caracteriza principalmente por una fluctuación entre el exceso de distracción y el hiperfoco acompañados de hiperactividad y/o impulsividad. A partir de estas características es importante:
1. Establecer rutinas claras y consistentes, como recordarás este es un factor decisivo también para la manía. En el caso del TDAH es importante que tu hijo pueda visualizar sus actividades en una agenda física, digital -como la de su celular, con la ventaja de poder programar alarmas y recordaorio- o en un pizarrón de su cuarto.
2. Evitar distracciones, es más fácil que hagas varias tareas cortas a que se concentre una tarea larga. Enséñale a distribuir sus actividades en tiempos cortos.
3. Límites claros, ya sea por el exceso de distracción o por el hiperfoco que puede estar acompañado de impulsividad y manía, es importante enseñarle a utilizar técnicas de gestión del tiempo como la pomodoro. Consiste en que tu hijo trabaje por lapsos de 25 minutos, descanse 5 y repita el ciclo hasta completar cuatro. Posteriormente tomará un descanso largo de 30 minutos.
4. Evita que procrastine, motívalo a realizar sus actividades aquí y ahora, enséñale la técnica de los 2 minutos, consiste en realizar una tarea que no quiera hacer sólo por ese tiempo. La intención es que, al borrar esta primera resistencia, le resulte más fácil continuar su labor.
5. “Primero pienso, luego evaluó y después actúo”, insiste en este proceso de acción que le ayudará a disminuir la impulsividad.
6. Reconcíliate con la hiperactividad: tu hijo necesita moverse. También es común que tengan movimientos repetitivos inevitables, pero puede aprender a realizarlos de forma discreta. Otra opción es apoyarse en objetos como pelotas o juguetes antiestrés.
7. Refuerza sus logros, la falta de atención genera errores en la ejecución y esto a su vez hace que tu hijo tenga problemas de autoestima, de ahí la importancia de reconocer sus aciertos.
¿Y la violencia?
El manejo del enojo en pacientes con manía y TDAH es un reto complejo por eso es muy importante que tu hijo retome su tratamiento médico lo antes posible, mientras tanto:
- Ayúdalo a identificar los desencadenantes de la ira, el enojo y/o la frustración.
- Enséñale técnicas de regulación emocional como pueden ser la respiración diafragmática, el tiempo fuera y el journaling (diario terapéutico).
- Modéla habilidades de resolución de problemas y conflictos que prioricen el diálogo. Un pequeño modelo utilizado en la comunicación asertiva propone:
- Describe los hechos: ¿Qué fue lo que pasó?
- Habla de lo que pensaste y sentiste: ¿Cómo lo percibiste?
- Escucha a tu interlocutor: ¿Qué pasó con él?
- Da opciones para solucionar el problema: ¿Qué necesitas?
– Ofrécele contención emocional, por supuesto si estás habilitada para hacerl., Enfócate en escuchar sus pensamientos intrusivos o distorsionados sin juzgarlo, solo deja que los ponga fuera de sí mismo.
Adherencia al tratamiento
Las herramientas que te compartimos son muy útiles para mejorar la calidad de vida de tu hijo, sin embargo, no sustituyen el tratamiento médico que es primordial para la contención de tu hijo. La falta de adherencia o apego al tratamiento puede tener graves consecuencias. Entendemos la dificultad para convencerlo para que no lo suspenda por lo que te compartimos una serie de acciones que pueden sensibilizarlo:
– Fortalece la conciencia de enfermedad
– Relaciona los síntomas con la enfermedad y la disminución de estos con el uso de los medicamentos.
– Tengan claridad sobre los efectos secundarios del tratamiento
– Promueve una comunicación abierta, empática y colaborativa con su médico
– Asegúrate de que ambos comprendan el deterioro y los efectos irreversibles de abandonar el tratamiento.
Además del apoyo psiquiátrico, tu hijo requiere un proceso psicoterapéutico. Dado que tu eres su principal apoyo, también necesitas contención emocional para acompañarlo ¡Gracias por consúltarnos!
Esta columna llega a ti gracias a la colaboración de Clara Sánchez, comunicóloga y psicoanalista. Puedes enviar tus consultas o preguntas con tu nombre, utilizando un pseudónimo o escribiendo de manera anónima ya sea en nuestra sección de comentarios o vía correo electrónico a csanchez28@gmail.com. Les daremos respuesta en las siguientes entregas.
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