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Es un sentimiento humano, natural, ansiar tener una madre que ame todo lo nuestro de forma total. Nadie quiere tener una madre que sea insensible, deshonesta y envidiosa. Sin embargo, en más hogares de los que podemos imaginar se tiene una madre así, por más triste y difícil que sea reconocerlo.hands-105455_1920

La madre es el principal modelo de conducta que tiene una hija para desarrollarse como novia, esposa, madre e incluso amiga por lo que los trastornos emocionales que puede dejar una madre narcisista son mucho más graves en una mujer que en un hombre, razón por la cual a partir de este momento solo nos referiremos en femenino.

Una madre narcisista ve a su hija como un reflejo y extensión de ella misma, en lugar de una persona con su propia identidad. Presiona a su hija para que actúe y reaccione ante el mundo y lo que la rodea exactamente de la misma manera como lo haría mamá. La hija, atemorizada de perder el amor de ella siempre está luchando por encontrar la manera “correcta” de responder para ganar al menos su aprobación. Una hija que no recibe validación desde su más temprana relación con su madre aprende que no tiene trascendencia y que sus esfuerzos no tienen ningún efecto.

Si tu madre narcisista estaba orientada al éxito es muy probable que cuando eras pequeña no quisieras llegar a casa por traer un 8 en el cuaderno, sabías que esa era razón suficiente para decepcionarla. Una madre narcisista con algún abuso de sustancias o con algún padecimiento de salud se las ingeniara para poder llamar la atención y buscar el cuidado necesario para ella. Otras madres narcisistas muy preocupadas por su aspecto físico, ofrecen a cualquier otra persona una calidez y un carisma desconocidas para ti, este extremo cuidado y dedicación en ellas mismas muy probablemente haya generado conductas negligentes hacia ti.

También están las madres narcisistas que poseen una doble cara: la pública y la que tienes tú en casa. Ella es capaz de sonreír y decirle a todos que eres lo mejor que le ha pasado en su vida, pero llegan a casa y te golpea con lo primero que encuentra por no haber recogido tu ropa.

Estos mensajes, tan impredecibles como contradictorios podrían llevar a la locura a cualquiera. Todas estas madres narcisistas generan un sinfín de críticas y juicios. Todas esas recriminaciones terminan haciéndose tuyos en forma de mensajes negativos, no importa lo que hagas, se crea en ti pensamiento tan pesados como una loza: soy incapaz de complacerla, nunca soy lo bastante buena, si ni mi propia madre puede quererme nadie podrá.

Ser hija de una madre narcisista genera un alto costo, a veces, estar a la altura de las expectativaspregnancy-1158286_1920 de esta mamá exige renunciar a una elección personal; algunas pacientes refieren que nunca pudieron estrenar una ropa que ellas hubieran elegido, otras comentan haber dejado sus sueños de ser artista -por ejemplo- por ser abogada y seguir los deseos maternos, otras refieren haber ido a temprana edad con algún cirujano para mejorar el busto, la nariz o los labios. Otras experimentan el dolor de tener una madre que coquetea con sus novios y que incluso tienen que escuchar de ellas que sus cuerpos son más atractivos y se ve mejor en sus skinny. Una hija de una madre narcisista aprende a que solo puede ser valorada por lo que hace, en lugar de por quién es, además, para sobrevivir en este entorno se desconectan a nivel emocional para buscar la satisfacción de las necesidades de la madre y no al revés como sería en un entorno sano.

Las secuelas que deja una madre así son variadas, quizás tú seas incapaz de aceptar o declarar tus logros, sin importar el nivel de éxito que hayas conseguido. Quizás tu necesidad de validación se ha mantenido y ahora lo llevas hacia tu pareja o amigas. Quizás te saboteas a ti misma con algún trabajo que no explora todas tus habilidades, te mantienes en una relación destructiva o abandonas lo que empiezas, otras lo manifestaran en algún trastorno alimenticio. Si alguno de estos ejemplos describen tu tipo de secuela tienes que saber que mucho tiempo viviste con un sinfín de sentimientos enterados 7 metros, este ha sido tu mecanismo de defensa. No se puede mostrar sentimientos a una madre que no empática y que usará lo que sientas en tu contra; en una ocasión una chica de 29 años me conto sobre el día que su padre se fue de la casa. Ella lloraba de impotencia y de tristeza ante la situación, estaba en su cuarto sin poder moverse, en ese entonces tenía 6 años. Cuando su mamá entro y la vio con las lágrimas en los ojos con un tono desafiante le dijo: – “¿! estas llorando?¡”- la pequeña atino a decirle que no, se le había metido algo en el ojo. Su madre entonces prendió la televisión y le dijo: – “Menos mal, llora cuando algo valga la pena” y no se volvió a tocar el tema nunca.

También es importante que reflexiones que no querer crecer puede relacionarse con el miedo que genera poder volvernos como la madre que tuvimos. Como seres humanos nos atrae lo que ya nos es familiar y tendemos a escoger parejas con nuestro mismo nivel emocional y puede que te impongas la necesidad de cuidar de él, generando al menos, una relación de codependencia. Por lo general se elige una pareja que no puede satisfacer sus necesidades emocionales y en la búsqueda desesperada de amor se hace caso omiso a las luces de alerta que notamos, pero no nos parecen demasiado importantes por el bloqueo en el que estamos acostumbradas a vivir.

Si este es tu caso se hace necesario el que aceptes que tuviste una madre de este tipo. Hijas con este tipo de madre temen reconocer que su mamá no fue tierna o cariñosa, hablar “mal” de la madre en nuestra sociedad nos convertiría automáticamente en una “mala hija”.

Por otro lado, es preciso dejar de ser el satélite de tu mamá e iniciar el proceso de individuación. Este proceso es normal en el desarrollo de cualquier ser humano y esperado a partir de los 2 años de edad, pero se ve atrofiado en estas hijas, ya sea porque te han ignorado o te han absorbido. A una niña que ha sido ignorada no ve satisfechas sus necesidades, no aprende el cómo ni puede trabajar en la separación de su madre. A la niña absorbida, por el contrario, la desalientan de verse como alguien distinta a mamá tanto en pensamiento como en emociones, lo que genera una dificultad en el desarrolloMentalizarte (Schopenhauer) de una conciencia de ti misma. Bowen (1989) comenta que “la persona que adquiere cierta habilidad para convertirse en observadora y controlar algo de su emocionalidad, adquiere una capacidad que es útil para la vida (…) la mayor parte del tiempo puede vivir su vida, reaccionando con respuestas emocionales apropiadas y naturales, pero con el conocimiento de que ella puede salir de la situación y controlarla.”

Para pasar de sobrevivir a vivir con una madre de este tipo y con sus secuelas necesitas aprender a detectar los mensajes internos que llevas sobre esta vivencia y que sigues replicando, aprender a reconocer tus necesidades así como el explorar y validar tus sentimientos, en algún artículo posterior ampliaremos con detalle esta información. Todo esto, por supuesto, no necesariamente debes de hacerlo tú sola, busca ayuda psicológica para iniciar tu camino a la individuación.

Hasta el próximo leencuentro.

 

Referencias:

Bowen, M. (1989) La terapia familiar en la práctica clínica. Desclee Brouwer: España. (cursivas mías)

Lowen, A. (2000) El narcisismo: la enfermedad de nuestro tiempo. Paidós: Barcelona.

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3 Comentarios

Peach6972 · 7 septiembre, 2017 a las 2:36 am

Interesteŕ😍😍

Paola · 11 mayo, 2018 a las 7:06 pm

Excelente articulo! Gracias 😊

    Misi Medrez · 12 mayo, 2018 a las 12:40 am

    Muchas gracias por tu comentario. Me agrada mucho que te haya gustado. Linda Noche 😉

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