Estamos lejos ya del MMC (mientras me caso) y por eso, muchas de las mujeres que han retrasado la maternidad en algún momento se han hecho esta pregunta ¿Por qué tener hijos? La decisión de no ser madres tiene que ver con muchos factores…
“Reconocer que una madre no ha sido una buena madre es duro y no siempre se puede llegar a dicha conclusión.” Gema Lendoiro
Hablar acerca de la
relación de la madre con sus hijos es imaginar a estas madres que tienen como
prioridad atenderlos y darles las herramientas necesarias para que en algún
momento puedan valerse por sí mismos, una madre que les nutre no sólo de
alimentos sino de los elementos necesarios en su desarrollo personal
haciéndoles saber que son importantes en la vida y que sus propias decisiones,
así sean errores, pueden trascenderlos. Cuando se habla del control de alguien
hacia otro ser humano, se tiene la idea de que es alguien que es una especie de
dictador (como cuando nos referimos a una persona que no permite a otro
desarrollarse plenamente en su potencial) lo que menos se piensa es ver la
figura de una madre que no dejará crecer o dejará libre a su hijo o hija.
Una madre con rasgos de
personalidad tóxica, que no permite soltar las riendas de la vida de sus hijas
e hijos, manifestará conductas y palabras en su contra, sutil o abiertamente.
Un claro ejemplo de los mensajes que llegan a decir a sus hijos es el famoso,
“es por tu bien”, que no sólo muestra poca sensibilidad sino que nos habla de
ese poco respeto que se tiene hacia la otra persona. Una madre, en la medida de
lo posible, da lo que puede con los elementos que tiene, y nos referimos a los
ámbitos de los económico y lo emocional. No obstante, para algunas madres, dar
no es lo suyo, sino retener. Una característica de una madre que quiere o
pretende controlar todo lo que dice, tiene, hace, decide o piensan sus hijos,
radica en el hecho de cómo educa a sus hijos. Desde la aceptación a toda prueba
de que esa responsabilidad es totalmente asunto materno, dando a entender que
sus propios hijos no tienen ni tendrán capacidad alguna para decidir algo
respecto a su propia vida. Una madre promedio creemos que podría decirle a
cualquiera de sus hijos, “quiero que seas feliz”, y seguramente le impulsará a
que en algún momento pueda valerse por sí mismo llegado el momento. Sin
embargo, para una madre que pretende y tiene todo el control dentro de su
hogar, ese tipo de ideas no pueden ser aceptadas, nulificando así, cualquier
indicio de independencia por parte de sus hijos y sobre todo a cualquier edad.
Un dato interesante respecto a este modo de vida de madres que no le permiten a
sus hijos crecer, es precisamente que creen en lo profundo de su ser que lo que
hacen lo hacen realmente por amor, o mejor dicho, desde una idea retorcida del
amor, aquella idea que nos habla de que los hijos le tienen que agradecer todo
a sus padres y que quedarán en deuda el resto de sus días. Cuando se observa de
cerca que muchos hijos e hijas de madres que no permiten a sus hijos crecer o
soltarse, es común poder ver la indecisión, la falta de voluntad, sobre todo,
cuando mamá es quien está diciendo día a día, cómo deberían ser y cómo deberían
actuar, no existe esa identidad propia por parte de los hijos. La madre cree
firmemente que sus hijos le pertenecen y que no tienen ningún derecho a irse o
a abandonar a esa familia nuclear.